Lorie Hernández….”A Volar”!
Por: María Teresa Sarabia
Esta historia que parece sacada de un cuento de hadas,( porque como en un cuento, pude, literalmente “tocar el cielo”), comenzó hace mucho tiempo. Lorie Hernández, tenia 6 años de edad. Vivía con sus padres, cerca del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, California, amaba los aviones, y su pasatiempo era verlos aterrizar y despegar. Un dia, en su escuela organizaron un Tour al hangar de “Continental Airlines” para que los peques conocieran el aeropuerto, los aviones, y el significado de volar. De esa mañana Laura Hernández, o “Lorie” como le dicen desde chiquita, recuerda:
-“Una señorita muy amable se acercó a nosotros, y nos repartió unos pases, con nuestros nombres, y también nos regaló unas postales con aviones de su aerolínea. Y cuando vio mi emoción me dijo: quizá un dia, tu seas una buena piloto y estés a bordo de uno de estos aviones. Puedo decirte que ella me regaló la visión de lograr lo impensable en mi vida”.
Hoy, algunas décadas después, Lorie, nos recibe en una pista de Santa Ana, California, y me dice:
-“Mira, aquí están el pase y la postal que aquel dia cuando fui a “Continental” me regalaron. Los conservo y son como una especie de amuletos de la buena suerte de algo que se convertiría en una carrera para mi”, y sonríe.
Así, comienza la que llamo “primer aventura aérea al estilo TN”. Lo preparamos todo, antes de subir a la avioneta que nos llevaría por un Tour sobre la costa del Sur de California; volando por el Condado de Orange, hasta San Diego. La mañana estaba fresca, nos abrigamos bien. Laura o “Lorie”, traía su overol de piloto, y yo un suéter, mi chamarra, unos jeans, lentes, y prácticamente lista para volar! La pista estaba despejada, y nosotras enfiladas y preparadas para un vuelo tranquilo; con una buena charla, y lo mejor, una vista espectacular. Nos subimos, calienta motores, recibe instrucciones de la torre de control, y comienza la nave a desplazarse sobre la pista, elevándose en minutos.
-“Bienvenida a bordo María Teresa. Un placer tenerte en mi avioneta. Veras como desde arriba todo se ve diferente. Me siento feliz volando. Tienes días buenos, y días malos. Mi intención es aplicar todo mi conocimiento textual y poder traducirlo mentalmente a mis manos durante el vuelo”, me dice confiada.
El cielo despejado, con algunas nubes, pero sin bolsas de aire, nos relaja, con minutos de vuelo realmente tranquilos. Lorie y yo, nos conocimos hace algunos años en el canal 34 de Los Ángeles, cuando ella hacia su internado en el departamento de noticias, siendo estudiante de Periodismo en el Colegio Comunitario de Santa Ana. Y posteriormente, realizó estudios de “Logísticas Globales” en un programa extendido, de la Universidad de California, Long Beach. Actualmente, toma clases de aviación en el Colegio Comunitario de Orange Coast.
La charla, inicia con una de mis preguntas:
-“Luego de haber cursado periodismo, y logística, como fue que te decidiste finalmente por la aviación”?
Lorie responde:
-“Como te conté, sentí la inquietud desde niña. A los 19 años, me registré en el Colegio Comunitario de Long Beach, y compré todos mis libros. Pero la verdad, no estaba preparada, ni mental ni emocionalmente para esta carrera. Pero 20 años después me pica de nuevo el gusanito y ahora estoy lista en todos los sentidos. No es cualquier carrera, tienes las vidas de muchas personas en las manos. Debes tomar decisiones acertadas en fracciones de segundos, de lo contrario, puedes causar un desastre aéreo y terrestre”.
De nuevo pregunto:
-“Y nunca le has temido a las Alturas”?
Lorie contesta riendo de buena gana:
-“Jajaja le temo a las autopistas de Los Ángeles! No tengo ningún temor a volar. Mi mamá me dijo una vez: mija si te toca, aunque te quites, y si no te toca, aunque te pongas. Jajaja…Yo soy católica, y fui con un padre para que me diera la bendición cuando empecé a volar, y me dijo que la Virgen de Guadalupe siempre me iba a cuidar con su manto santo y nunca me pasaría nada. Entonces la verdad vuelo con mucha calma”.
Sus palabras me tranquilizaron. Desde arriba, definitivamente la vida se ve diferente. El paisaje como de postal. No me es ajeno. Siendo reportera, tuve la experiencia de volar en el helicóptero del noticiero, y alguna vez rumbo a San Diego, recorrer la costa.
UN PASEO POR LAS NUBES…
Ver esa especie de blancas “bolas de algodón”, y hasta figuras como ositos, perros, y otros animales u objetos de la imaginación, en el cielo, es de verdad relajante. La charla continúa, y las preguntas también:
-“A que aspiras como piloto Laura”?
Ella dice:
-“Fíjate que deseo convertirme en piloto rescatista y piloto internacional para ofrecer servicios médicos. Es mi meta principal. Esto incluye ayudar a las diferentes agencias federales, pero particularmente al CAP – (Patrullaje Aéreo Civil). En caso de accidentes de todo tipo de aviones: comerciales, jets locales, helicópteros, aviación general y regionales. En caso de una desgracia, me gustaría trabajar ayudando a encontrar personas y rescatarlas, al igual que trasladar a doctores, dentistas, otros pilotos y traductores, a regiones donde solo se puede llegar en avión por falta de carreteras en México, para brindar servicios médicos sin costo alguno”.
Y precisamente al hacer esta entrevista, estábamos a solo un par de días del viaje de Lorie a Sinaloa, México con un grupo de “La Liga Internacional”, para apoyar a necesitados en las zonas de la sierra sinaloense. Ella sumamente emocionada comenta:
-“Este viaje me entusiasma mucho. Refleja mis metas a corto plazo. Lo que verdaderamente deseo hacer al estudiar esta carrera”.
UN AIRECITO …O LA PUERTA ABIERTA?
La confianza en si misma, su fe, determinación, y dinamismo, hacen que quienes conocemos a Lorie, “toquemos con tranquilidad el cielo”. Volar con ella, como nos dice, hace que veamos el mundo con otros ojos, desde las alturas:
-“Siempre mantengo la calma. Por eso hacemos una pre-inspección antes de despegar. Revisamos que nuestros radios funcionen a la perfección, que el clima este acorde a nuestras reglas de vuelo, (VFR), que tengamos nuestras cartas aeronáuticas disponibles, y el entrenamiento necesario para actuar sabiamente en caso necesario”.
Has pasado apuros al aire? (Le pregunto).
-“Jajaja (ríe al escucharme, y por segundos me mira abriendo más sus ojos). Uno que recuerdo perfectamente. Estaba como a 4,500 pies de altura, y sentí un airecito…pues se me abrió la puerta de la avioneta. (Uuuyyy no me digan eso a tantos pies de altura! pensé), Miré a mi maestra, y le pedí que la cerrara. No me espanté en lo más mínimo. En otra ocasión, oí un estruendo, y me dije: que paso? Escuché un ruido, pero no lo reconozco, seria el motor? Ojalá que si para aterrizar de emergencia; pero no. El ruido fue de alguien que transmitía un mensaje, se le cayó el micrófono, e hizo eco en nuestro sistema de comunicaciones. Debes estar preparado para todo al aire”, dice con seguridad.
VOLANDO CON PASION…
-“Nunca he tenido miedo de morirme en un vuelo. Al contrario, la aviación me regreso a la vida. (Se refiere a una etapa difícil, que supero gracias a esta actividad). Cuanto tu puedes volar, no hay nada mejor. Equivale a estar en control de tu vida. Tu mente solo piensa en volar, y todo lo que vez desde arriba, parecen milagros. Imagínate como nos ve Dios a nosotros”, dice Lorie.
-“Los obstáculos te los pones tu. No hay nada imposible. Podrás decir no tengo dinero, pero eso no es excusa. Siempre podrás hacer una venta de garaje, o por Internet y conseguirlo. Cuando de verdad deseas algo, tu quitas las trabas. Te sabe más rico el éxito de obtener un ideal. De pequeña se me negaron algunas cosas porque mis papás estaban ocupados en mantenernos, pero no tanto en compartir con nosotros. Es mi responsabilidad enseñar a mis sobrinos que pueden lograr lo que se propongan. Las cosas no son fáciles en estos tiempos. Pero es bueno desprenderse de lo material, e invertir en uno mismo. Las cosas que se hacen desinteresadamente son las que valen. Hay que volar y alcanzar tus sueños”.
DISCRIMINACION?
Ante la rareza de encontrarme con una mujer piloto tan entusiasmada por lo que hace, es inevitable preguntarle como la trata la contraparte masculina:
-“La diferencia entre un hombre y una mujer pilotos, es que nosotras tendemos a ser más cuidadosas al revisar los instrumentos previos al vuelo; hacemos más preguntas, nuestras horas de estudio son más intensas y largas, y sin duda organizamos mejor los vuelos y siempre estamos 5 pasos adelante mentalmente hablando. Los hombres obtienen más rápido sus licencias, pero las mujeres tenemos menos accidentes registrados. No he sido discriminada. Es en las clases, donde cada cual se discrimina, porque muchos las abandonan. Y en las juntas para volar, a algunos hombres mayores que yo no les agradan las mujeres a bordo, y para otros pasas desapercibida. Pero yo sigo adelante. Volando y con mis cursos de teoría y práctica”, dice con seguridad.
Agrega que debe sumar horas a su bitácora de vuelo, y continuar con el resto de las clases de “Meteorología, Navegación, Transporte Aéreo, Factores Humanos o Tripulación, VFR, Reglas de Vuelo, Seguridad Interina, entre otras más.
LA AUDACIA, PARTE ESENCIAL DE SU VIDA…
Para quien vivió entre “dos mundos”, (México y Estados Unidos), ya que es de descendencia jalisciense, Laura se considera orgullosamente mexicoamericana.
Dice que tiene agallas, y logra lo que se propone:
-“El miedo no debe paralizarnos. Si lo hace, no estás listo para vivir. Me considero audaz, y hago lo posible por ayudar a mi comunidad tanto aquí, como en Jalisco. Me gusta aprender sobre armas de fuego, y también de caballos andaluces y aztecas. Es un privilegio pertenecer a una familia tapatía. Soy de una tierra de mujeres bravías”.
Y entre la charla, las risas, las anécdotas y recuerdos, un claro paisaje se extiende ante nuestros ojos. El azul del océano lo hace profundo, y en las alturas solo se escucha el ruido del motor, y las voces de nosotras. Ninguna quiere bajarse. La vida en las alturas trasciende con suavidad, lentitud, y como parte de otro mundo.
-“Todos los días son buenos para volar, pero debes tomar en cuenta la presión, el clima, tu altura, tu destino, y planes de vuelo. Debes evitar volar fatigado. Hay que estar 500 por ciento alerta, porque volamos en un circuito de aproximación bastante congestionado, por donde ingresan aviones comerciales de pasajeros y carga de donde proviene el viento. No volamos cuando llueve. O cuando las nubes están a menos de mil pies”.
Para Lorie, o Laura, (como le dicen en México), todos los días hay una esperanza.
-“Una visita a una aerolínea me cambió la vida. Lo he dado todo por mis metas. La ausencia de lo material, te hace apreciar el valor de lo simple”.
Y con mucha motivación, Laura Hernández vuela, y lo hace aun cuando tiene los pies en la tierra. Porque sus sueños la elevan, y la trasladan a latitudes donde prácticamente…el cielo es el limite!
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